9.8.09

El concurso eólico y las claves del poder en Galicia

Las concesiones eólicas constituyen un importante negocio del que quieren apropiarse las grandes compañías energéticas españolas, con el pretexto de que no debe dársele porciones de semejante pastel a empresas ajenas a la energía. Se refieren, sobre todo, a las cajas de ahorros, a los conserveros y a las cooperativas lácteas, beneficiadas por el BNG al aplicar un criterio favorable a los intereses de sectores considerados básicos en la estructura económica y financiera de Galicia. LosIberdrola de turno así se lo hicieron saber a Mariano Rajoy, presidente del PP, y así terminó asumiéndolo Alberto Núñez Feijóo como presidente de la Xunta de Galicia. De hacer los papeles para cargarse el concurso eólico que había resuelto la Xunta de Touriño y Quintana se encargó el conselleiro de Industria, Javier Guerra, quien lo hizo con la dignidad suficiente para intentarsalvar los muebles. Aunque tuvo que poner la cara de una fea operación, Guerra no fue precisamente el abanderado de una medida política sin precedentes en la autonomía gallega, y que ha dado pie a un clima de inseguridad jurídica, que daña la imagen de Galicia en el mundo económico, sobre todo en el exterior. El periodista Jesús Parga, que había sido secretario de Comunicación del presidente Fraga, lo resumió bien cuando concluyó así un artículo sobre el tema, ya publicado en Xornal: "Entre todos están metiendo a Galicia en tal inseguridad jurídica, que aquí, solo vendrán a invertir de Tanzania".

Ahora, en Madrid, hay un proyecto de guión eólico para Galicia que está ya más o menos escrito: el multimillonario negocio se lo llevarán grandes compañías españolas. Cajas de ahorros, conserveros y lácteos tendrán muy complicado repetir el resultado del concurso derogado. Con los demás ya se verá. Todo será mediante adjudicación directa, sin un concurso como el anterior, que si algo primaba era el interés público.

- LOS ENREDOS DE TOURIÑO Y LA VOZ.- Es verdad que en los medios políticos y periodísticos de Galicia se dio por hecho que el gran muñidor de cargarse el concurso eólico fue el dueño del diario La Voz de Galicia, que extendió la maldad de vincular el nacimiento de Xornal de Galicia a una supuesta gran concesión eólica a una filial del grupo que también edita este diario, a pesar de que la salida de Xornal en papel estaba proyectada desde el año 2004, como es público y notorio. Por si fuera poco, no hubo tal gran concesión a SanJosé, que fue más bien modesta al lado de otras, pero de lo que se trataba era de dañar a un competidor emergente y de arrinconarlo, vinculándolo, de paso, a un determinado partido, cuando este diario siempre se confesó en una línea independiente, progresista y galleguista, que ahí está. En ese juego perverso también entró de lleno el anterior presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, que al tiempo que vetaba a Xornal de Galicia, buscaba el abrazo de La Voz y ponía palos en la rueda de su propio gobierno, creyendo que éste era inmune a todo.

El 1 de marzo, los gallegos (y Pepe Blanco) mandaron al pobre Touriño para su casa y le dieron su confianza a Alberto Núñez Feijóo, a quien le habían ofrecido carnaza desde el PSOE, por extraño que parezca. En efecto, algunos socialistas, en su ingénuo intento de asegurarse el apoyo de La Voz de Galicia, enredaron cuanto pudieron para hacerle creer a la opinión pública que el BNG no estaba siendo todo lo ortodoxo que debería ser con el concurso eólico. En realidad, lo que había pretendido Touriño era meter su mano en el concurso, pero como no pudo se sumó a la insistente campaña de La Voz, que, como no podía ser de otro modo, dejó en la estacada al PSOE y terminó apoyando a Feijóo y al PP en la sucia campaña del 1 de marzo. A Touriño lo consolaron con unas cuantas fotos de "presidente". Toda una tomadura de pelo a un presidentiño que, por cierto, se lamentaba de presidir más bien poco, empezando por el concurso eólico, y que a algunos le ha dado pie para reflexionar sobre la figura del "tonto útil" que hay en cantidad de historias de la vida.

Es posible que todo este montaje de La Voz de Galicia y Touriño haya planeado sobre el concurso eólico, pero lo realmente importante y decisivo no pasó por sus manos, sino por las de personas seguramente menos conocidas en Galicia, como un tal Galán, que resulta que preside Iberdrola y que siente la tentación de abrazarse a Feijóo en público; tanto, que parece que quiere otra cosa. Ese tal Galán es el tipo que se hizo retratar en la plaza del Obradoiro y que ahora cuelga su trofeo en la web oficial de Iberdrola, lo que puede dar idea de su osadía y de alguna otra cosa que más vale no mentar hoy.

- LA FOTO DE GALÁN CON EL PRESIDENTE DE LA "JUNTA".- A Galán le vino su dios a ver cuando supo que el PP obtenía mayoría absoluta. Y en cuanto le dijeron el día de la toma de posesión de Feijóo pidió en Génova --la calle madrileña donde tiene su sede el PP-- que le consiguieran una invitación para estar cerca del flamante presidente de Galicia. No se conocían pero él precisaba demostrar que sí y hacerse una foto que llegase a la prensa. Cuando fue informado de que para el acto del Obradoiro no había invitaciones oficiales se plantó allí y en cuanto tuvo a tiro al presidente se fue a por él y le dio el abrazo de su vida. Era un tipo de abrazo que solo podía corresponder a su novia, su familia o alguno de sus amigos íntimos, pero fue el abrazo de un desconocido muy conocido: Ignacio Galán, que es como se hace llamar este hombre que también se apellida Sánchez. y que preside una de las compañías que, casualmente, impugnó el reparto eólico del bipartito.

Galán, que en honor a su apellido procura salir siempre airoso en el manejo de una persona capaz de galantear, es tan insistente que incluso pretendió utilizar la figura del padre de Alberto Núñez Feijóo, un respetable señor, conocido por su amabilidad, que en tiempos había tenido relación con una contrata de la antigua Iberduero, firma ahora integrada en Iberdrola. Al presidente de la Xunta, que para Galán es de la "Junta" (sic), nunca le hicieron gracia los montajes del presidente de Iberdrola y, menos aún, que intentara manipular a su padre, que puede ser afectuoso pero no por ello incapaz de darse cuenta de lo que quisieron hacer con él.

El asunto traerá cola porque el presidente Feijóo sabe que Galán fue a por él y que le dio un abrazo que puede comprometer su brillante carrera política, y también porque en algún momento Galán tendrá que explicar sus peculiares métodos de trabajo a su consejo de administración. Su esperanza de salvar la cara estriba ahora en cerrar un buen paquete de megavatios mediante una adjudicación directa, lo cual puede ser posible pero también tendrá sus costes.

Si las Iberdrola de turno --entre ellas la antigua Fenosa, ahora catalana-- fuerzan al PP de Rajoy y se imponen en Galicia frente a las empresas gallegas que ambicionan la explotación de recursos de esta comunidad, retornaremos a los viejos tiempos, eso sí, con líderes jóvenes. Si, por el contrario, Feijóo da un puñetazo en la mesa y no se deja comer más el terreno, volveremos a mirar al futuro, mientras suturan las heridas de guerra. Sea como sea, lo contaremos.
Artgo de Xornal.com

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